La leña seca por favor!

La leña seca por favor!

Utilice preferentemente leña dura como roble, haya, abedul y árboles frutales. Estas maderas queman lentamente con llamas suaves y regulares.

Utilice leña seca con un porcentaje máximo de humedad de un 20%. La leña debe haberse secado durante al menos 2 años.

Cualquiera que sea la madera elegida, tiene que estar bien seca: la madera húmeda calienta mucho menos, da menos calor para que toda la energía se dedicará a la evaporación de la humedad, el vapor de agua puede condensarse en los tubos en forma de hollín. El hollín es extremadamente inflamable y puede producir un incendio en el interior de la chimenea.

La albura, que es como se denomina a la madera joven que está justo debajo de la corteza puede contener hasta un 75% de agua. Además, la madera húmeda produce gran cantidad de humo y pocas llamas, lo que provoca suciedad en el hogar, el vidrio y la chimenea. Para favorecer el secado, es importante partir los troncos grandes, la madera debe estar cubierta al abrigo de la lluvia, pero bien ventilada. En general, la madera debe tener dos años de secado. Con la experiencia, aprenderá usted a calibrar el grado de sequedad sopesando los troncos: cuanto más secos estén, más ligeros serán, produciendo además un sonido más claro cuando se les golpea uno contra otro.

La madera verde se rompe más fácilmente y abierta se seca mejor. Guarde la madera bajo techo, pero que pueda circular el aire.

Evite las maderas resinosas: desprenden mucho calor, pero se consumen rápidamente; proyectan las brasas y las resinas que contienen y ensucian las chimeneas: es mejor evitar estos tipos de leña.

Prohibido
Las maderas que han sido sometidas a procesos químicos, traviesas de ferrocarril, y los aglomerados, que ensucian rápidamente los aparatos y las chimeneas y pueden producir emanaciones tóxicas tanto en el exterior como en el interior de la casa.